Al incursionar en la prehistoria se caracteriza por la ausencia de documentación escrita.
Por tanto, estudiar la danza en esta época es difícil. Cualquier afirmación se pondrá en el campo de la hipótesis, las suposiciones y la imaginación.
Todas las conclusiones sobre la danza en este período se deducen, por un
lado, del estudio general de la vida, costumbres y creencias de estos hombres en base
a los yacimientos encontrados; por otro lado, de la interpretación que se pueda realizar
de diferentes restos de pinturas rupestres en las que se cree apreciar diversos ritos o
danzas; y, por último, por el paralelismo que podamos establecer entre estos grupos
prehistóricos y tribus actuales que viven en estadios prehistóricos o semiprehistóricos,
como, por ejemplo, los bosquimanos del desierto de Kalahari en el sur de África, los
aborígenes australianos y los inuit del Ártico.
Las primeras manifestaciones artísticas surgirán una vez el hombre haya alcanzado
la categoría de Homo Sapiens, correspondiéndose con el Paleolítico Superior y están
relacionadas con el pensamiento mágico-religioso del hombre primitivo fundamentado
en su deseo de supervivencia. El hombre plasmará este pensamiento en obras que
serán primero escultóricas, luego pictóricas y, por último, arquitectónicas.
En este marco artístico, parece evidente que el hombre primitivo realizaba danzas
rituales para reflejar cada acontecimiento de su vida, ya que como hemos dicho, el
gesto, el ritmo o la expresión anteceden a la palabra o suplen lo que ésta no puede
expresar. Por ejemplo, el sistema de vida del Paleolítico se basaba en la economía de
subsistencia, muy ligada a la caza y a los animales; pues bien, la danza no será ajena a este
hecho y por ello encontramos representaciones de hombres disfrazados con máscaras
animales en las que podrían estar realizando algún ritual danzado propiciatorio de la
caza.
La significación de estas danzas, el porqué de su realización, tendría una lectura
similar a la creación de pinturas rupestres o arte mueble. Es decir, detrás de todas estas
manifestaciones artísticas está la creencia en las fuerzas de la naturaleza, en espíritus
o agentes superiores, desconocidos para el hombre y que éste no podía controlar.
El afán de apaciguarlos, de obtener bendiciones y beneficios de ellos se plasmaba a
través del arte y la danza, que adquieren un sentido mágico-religioso. Mediante estas
danzas generalmente se alcanzaba un estado de trance, conseguido muchas veces por
medio de movimientos giratorios que llevaban al bailarín a una pérdida del sentido
de localización del espacio, vértigo, estado de des posesión de sí mismo, de escape del
mundo tangible, que les permitía y facilitaba la “comunicación” con los espíritus.
Bailando por el mundo
Ciertamente, unos de los origenes primordiales de la danza radica en el mundo antiguo y su cultura mágico-religiosas, de hecho, antiguamente, al Sol se le practicaba una danza específica alrededor de una fogata porque el hombre primitivo pensaba que no podría levantarse más, por lo que a través de sus cánticos y bailes creían que daban fuerza al Sol. También recuerdo que leí en alguna parte que los antiguos Celtas germánicos aparte de danzar en sus ceremonias para agradar a los dioses, lo hacían cuando atravesaban el bosque para confundir a los espíritus. La naturaleza del baile tiene gran contenido simbólico en cuanto al origen y desarrollo del ser humano a través de la historia. Gran entrada amiga, felicidades.
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